7 de junio de 2017

Las Tunas Universitarias y su transgresión a la cultura

“El ideal más saludable para una agrupación musical tolerada por el amor a una mujer, es el ideal de un Quijote a Dulcinea; cualquier mancha de su ropa y mente volcada a ser diferente lo tildarían de loco por no ser igual a lo que ven los demás.” Yeudiel Almaraz Domínguez

Para el propio mexicano el solo hecho de asemejar la palabra “Tuna” como agrupación o formación musical no es falta de intelecto ni de lo que muchas personas le llaman superficialmente como “falto de cultura”; no quisiera imaginarme que dicha “costumbre extranjera” va de la simple analogía de un modo de actuar extranjero que de la propia nación; de su forma de hablar, de accionar, de dirigirse ante sus iguales, de su consciencia y de la misma torpeza; hace de la nada que consideremos al comportamiento extranjero en un pedestal sin tratar de criticar, aumentar, disminuir, o simple y llanamente rescatar lo mejor en propicio de una colectividad social, del conocimiento, de la evolución del propio ser humano y no por repetición que es propia de los seres no pensantes.


Cuando hablamos de cultura o costumbre extranjera, es fácil asimilarla, denotarla cuando en ellos se muestra la estética de aquellos que la ejecutan, interpretándose aquella por el solo deleite de los ojos, de los sentidos y del sonido; ejecución y sentido a las palabras que conlleva. Y es de admirar la estética de los otros porque existe una simple barrera del no poder asimilar la estética propia de nuestras raíces, comportándonos y analizándonos de lo que no somos por dentro; cuando el exterior cualquiera lo ve con sus propios ojos.

El solo hecho de tener como requisito fundamental que sea perteneciente a una Institución Universitaria, debería de conllevar un análisis serio de la misma, pues la propia institución a través de los siglos se ha deteriorado, tergiversado y haciendo una manipulación de lo que debemos de llevarnos como verdad y de la formación libre, moral y ética para el desarrollo de nuevas mentes en el núcleo social al que pertenece como ser humano. Proveniente de una cualidad “universal”, es indispensable que se pula la piedra bruta del ser humano como individuo, dentro de un crecimiento allegado a la música como una ciencia y disciplina que abre la mente del ser y hace un análisis en si para emitir los más bellos timbres y acordes que son traducidos a emisiones sonoras vibratorias para sí y para el universo tal cual.


Y parece que vale poco lo anterior tanto en España como en México y en otros lados, que la unión universal de la música significaría y tendría validez si se formaran a seres libres, pensantes por ellos mismos, y no sometido a un sistema político donde se forman niveles, categorías para el control del poder musical, monetario e incluso de egocentrismo y psicosis antisocial. Si bien es cierto que son una sola cosa el hombre con el instrumento, es necesario primero pulir al hombre de lo que cree y no de aquello que está falseando de técnico y embeleso para la ejecución; pues la música es el instrumento del hombre y no al revés.


Así ante tales circunstancias, la universidad abre caminos ante un fenómeno que ni ella misma conoce pues no le es propio y enraizado de su mismo nicho social; tiene que depender del conocimiento de los que se dicen dirigir o al menos asimilar la cultura ajena o extranjera. Si de una u otra manera, debemos de inclinarnos al no sometimiento de una cultura por muy bien y parecida que parezca, no son más que otras ideas, otras mentes que en su vida si pudieron leer, engendrar poder e incluso conquistar a otros que si conocían de la mente universal. Se dice bien que la Tuna proviene de estudiantes de pocos recursos que mediante sus cualidades musicales traten de cumplir su objetivo de estudios. Pero tal parece, que la mente mexicana interpretó esa globalización como otra más de sus anarquías y conveniencias para que dicha función entre bajo el aparato de un sistema corrupto, manipulador, chantajista para esclavizar los unos a los otros. Para hacer comparaciones de escudos, insignias, nombres, y demás cuando en realidad el nivel educativo en su conjunto como Estado (Oaxaca) uno entre quinientos setenta municipios hace que sea más ignorante y risible la teoría de ser superiores por su propia decisión.



Pensar en división en una ciudad y en un pueblo que siempre ha estado sufragado por creencias religiosas, tradiciones y costumbres y en sus idiosincrasias; es pensar que entre las tunas hay diferencias por que se lo tatúan en su pecho, por su costumbre o porque simple y llanamente aún cree en la teoría de las masas.

Cuando el hombre logre erradicar la división de pensamientos, y comprenda que las religiones dividen, tradiciones nacionales y/o extranjeras para manipular y hacer mentir a la mentes de los otros, podremos hablar de un verdadero pensamiento universal, proveniente de una universidad que por brindarle estudios a su crecimiento personal pudo ingerir, criticar y alzar la mano; apartarse de la mancha que divide a los que son iguales y crear un verdadero unísono vibracional como hermandad para el conocimiento, el arte y las ciencias.
Por lo anterior, cabe la conjetura muy lógica, del cual no importa si una agrupación sea o no proveniente o educada de los que se dicen saber de esa costumbre, si son parte del mismo grupo de poder que hasta entre sí mismos no son tolerables, basta que el hombre se allegue de conocimiento ofrecido por una universidad; del entender que su grupo social es vulnerable ante las divisiones que lo atrasan; y del amor a su instrumento. El ritmo, el silencio y las palabras serán de los más sutiles cuando provenga de una mente así. ¿Cuántas veces hemos escuchado un sinfín de instrumentos y voces dando un mensaje cuando en verdad son contrarios a la verdad de su mente y de sus propios actos?



Una agrupación donde se valore el respeto independientemente de su investidura, el conocimiento y del desarrollo a las letras en cualquier rama de las ciencias debería de conllevar más peso que errores humanos hechos por la inconsciencia de mentes que no quieran despertar ni evolucionar; estamos a una edad propicia para que el ser humano se vea así mismo y considere al arte del buen vivir como la nutrición al alma y del éter; no del bufón que entre más bufón es más orgulloso porque no tiene otro consuelo más que su agrupación – empresarial. Un día llegará en que los estudiantes de escasos recursos sean hombres realizables, de ciencia, de arte en ayuda a sus iguales, a su propia raza, a su pueblo, pero sobre todo por el amor cósmico de atrever a realizar amor a la sabiduría con la música que emana.





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